El Papa en Irlanda (y IV)

¡Felices! Esa era la sensación con la que nos fuimos a dormir y la que nos acompañó desde que nos despertamos. El Papa vendría a hablarnos del Señor, a alentar a las familias y provocaría que saliésemos renovados. Era una visita histórica; desde que Juan Pablo II vino en 1989 a Dublín, no se había producido otra visita papal a este país. Pero no sólo era cuestión de 39 años, sino que la Iglesia que peregrina en estas tierras ha sufrido mucho por diversos motivos, pero -por desgracia- el tema de los abusos sexuales ha sido uno de los principales motivos. Francisco, en repetidas ocasiones, ha hecho mención al tema. Y ha resultado llamativo que pidiese perdón a Dios de todas estas cosas en el acto penitencial de la Misa conclusiva.

El sábado a la mañana celebramos la Misa con todos las familias españolas y los Obispos que nos acompañaban. Presidió la celebración Mons. Mario Iceta, presidente de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia episcopal española. “Entregarse es amar”, dijo en la homilía, y destacó como la fe, el amor y la esperanza nos llevan a esto, a dar la vida, y de un modo singular en la familia. Además, destacó la importancia de la Virgen en la vida familiar, como ejemplo de esta entrega. Hizo alusión a una frase de von Balthasar que decía algo así como que si Jesús es un don, alguien tuvo que recibir ese don de modo completo; esa es María.

El sábado era el día para comprar recuerdos, callejear un poco más… Compartimos el almuerzo con sacerdotes de Toledo. Y nos fuimos a esperar al Papa, que pasaba delante del hotel. Estábamos emocionados. ¡Mucho! Y allí a las 4.30 de la tarde pasó el Papa hacia la iglesia de los Capuchinos, en nuestra misma calle, donde tendría el encuentro en el Centro de día con los sin techo. ¡Qué alegría volver a encontrarnos con el Sucesor de Pedro!

Ya salimos corriendo a Croke Park, el lugar del Festival de las familias. Un espectáculo lleno de bailes y música, tanto las típicas del país irlandés como internacionales y conocidas. A ello se sumaban los diversos testimonios de familias y el discurso del Papa. Yo, en mi corta experiencia, puedo decir que fue el festival más espectacular y mejor preparado de los que he visto en este tipo de eventos.

La mañana siguiente aprovechamos para descansar un poco y seguir el Ángelus del Papa en Knock desde la televisión. Aunque la Misa era a primera hora de la tarde nos fuimos hacia el Phoenix Park. Mientras comíamos, íbamos hacia el lugar de la celebración. Tuvimos la oportunidad de poder concelebrar la Eucaristía desde la primera fila, viendo todo más de cerca. Quizás es difícil que pueda volver a suceder una ocasión así.

Simplemente, después de todo esto, yo resumiría la estancia del Papa en tres aspectos que me parecieron muy positivos: el regreso de un Pontífice a tierras irlandesas y el refuerzo que su presencia supone para la Iglesia que allí peregrina; el impulso evangelizador que esta ocasión supone para la pastoral familiar; y la experiencia eclesial de nuestra fe en Cristo. Uno, después de tantos días en aquellas tierras, puede decir que es una gran alegría poder pertenecer a la Iglesia.

[Imagen: panamatoday.com]

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