27 de julio de 2013. Río de Janeiro. Cerca de tres millones de jóvenes reunidos con el Papa Francisco para orar. Y fue durante la exposición del Santísimo donde diversos autores católicos interpretaron alguna de sus canciones para ayudarnos en la oración. Fue entonces cuando el canadiense Matt Maher cantó su Lord, I need you(Señor, te necesito).
El documento del Concilio Vaticano II que dedica algunos de sus números a la música es la Sacrosanctum concilium. En el número 112 nos dice que la finalidad de la música sagrada «es gloria de Dios y la santificación de los fieles». Y el beato Pablo VI decía en un discurso a los músicos por el día de Santa Cecilia que «si la música -instrumental o vocal- no posee al mismo tiempo el sentido de la oración, de la dignidad y de la belleza, se impide a sí misma la entrada en la esfera de lo sagrado y de lo religioso».
Pues bien creo que Matt Maher ha sabido captar en una canción lo que muchas veces nosotros expresamos en nuestra oración de petición y súplica, cuando nos sentimos “aplastados” por las dificultades y no sabemos cómo avanzar, o cuando el pecado nos arrastra lejos de la amistad con Jesucristo. Pero voy a añadir una cosa sobre la canción: Cristo vive por amor a nosotros. Como dice San Agustín en susConfesiones: «El hombre, pequeña parte de tu creación, quiere alabarte. Tú mismo le incitas a ello, haciendo que encuentre sus delicias en tu alabanza, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en Ti». Es como si Dios necesitase de ti y de mí.
Ya ves, querido lector, que la música es un instrumento muy útil para verbalizar aquello que llevamos en el corazón y a veces no sabemos cómo expresar. No te canses nunca de ponerte ante Dios tal y como eres, decirle estas u otras palabras y dejarte abrazar por su amor misericordioso, que tiene su gesto más concreto en el sacramento de la reconciliación. Dile que lo necesitas, lo deshecho que estás, que has perdido la esperanza o cuáles son tus tentaciones; pero luego déjate tocar por Él, que Dios sale a tu encuentro a través de tantas personas que nos cuidan, que nos quieren, de su Iglesia, sus ministros, los sacramentos… Y que Jesús sea siempre la esperanza donde decidamos permanecer.
Aquí te dejo una traducción de la canción:
Señor, vengo a Ti, a confesar.
Inclinado aquí encuentro mi descanso.
Sin Ti, deshecho estoy.
Tú eres el que guía mi corazón.
Señor, te necesito, oh, te necesito,
cada hora te necesito.
Mi única defensa, mi justicia;
Oh Dios, cómo te necesito.
Donde el pecado es profundo, tu gracia lo es más.
Donde se encuentra la gracia es donde Tú estás.
Y donde Tú estás, Señor, soy libre.
Santidad es Cristo en mí.
Señor, te necesito…
Enséñame tu canción para llegar hasta Ti,
cuando las tentaciones aparezcan en mi camino.
Cuando no me pueda sostener, me apoyaré en Ti.
Jesús, tú eres mi esperanza y yo permanezco.
Señor, te necesito…
[Publicado en el periódico El Progreso]
|
Opina sobre esta entrada: